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Perdida en tu mirada.

2. Comienzo de una nueva amistad.

- ¿De dónde has sacado esta receta? -Le dijo Danna a mi madre, quién se mostraba feliz.
- Es una vieja receta que aprendí cuando era pequeña. -Contestó satisfecha.
La cena siguió, Jake y yo no paramos de mirarnos, los padres se percataron del asunto y comenzaron a reír.
- Chicos, salir al jardín, ir a dar un paseo, nosotros estaremos aquí un buen rato.
- Vale, por mi genial, ¿Te apuntas, Karen? -Me miró Jake con una gran sonrisa.
- Sí, de acuerdo. -Contesté.
Una vez fuera, Jake seguía mirándome, y comenzó a hablarme.
- A si que tocas la guitara...¿Eh? -Dijo.
- Sí, toco la guitarra eléctrica. -Afirmé.
- ¿Cuánto tiempo llevas? Seguro que eres buena. -Apuntó.
- Unos tres años, pero la segunda parte vamos a dejarlo en un ''No''. -Dije.
Salimos de casa, y nos dirigimos acera hacia delante, rodeamos parte de la urbanización, y terminamos en un parque muy bonito, diferente al que vi por primera vez al entrar, tenía bastante iluminación y me gustaba.
Me fijé en Jake nuevamente, es perfecto. No podía evitar mostrar mi sonrisa, mi felicidad. Estar con él me hacía sentir feliz, y todo en un mismo día.
- No seas boba, seguro que sí eres buena. -Se puso a reír amablemente.
- No lo soy tonto. -Acompañé su risa con la mía.
Hubo un momento en el que ambos no paramos de mirarnos, y con nuestra mirada se decía todo.
Un momento que me hizo sentir mucho mejor de lo que estaba.
Estuvimos hablando dos horas enteras sin parar, compartiendo nuestros gustos musicales, aficiones, deportes...Luego montamos en los columpios, y nos hicimos un par de fotos juntos. Dos horas inolvidables, hasta que nuestros padres nos llamaron a los móviles, diciendo que teníamos que irnos a casa.
En el momento de despedirnos junto con los padres, volvió a darme dos besos, y me susurró al oído: ''Quiero repetir lo de hoy''.


1. Llegada a un nuevo lugar.

El calor estaba agobiándome demasiado, abrí la ventana del coche y dejé reposar mi cabeza sobre esta.
El viento comenzó a agitar mi cabello de un lado hacia otro, respiré profundamente y pensé ''Es el comienzo de una nueva vida''.
Todavía no era capaz de creer cómo un pequeño gesto como una mudanza, cambiaría mi vida.

Llegamos a una urbanización con muy buen aspecto, se podía ver gente dentro de ella. Risas, más risas. Gente.
Llegamos a la que sería nuestra nueva casa, mi padre aparcó el coche delante de la puerta, y salió.
- Vamos, Karen. -Dijo mi madre mientras sacaba una bolsa de viaje.
- ¿Esta...? ¿Esta es...nuestra nueva casa? -Dije admirando semejante belleza, todavía no era capaz de creer que viviría ahí durante años y años.
Reaccioné y fui capaz de abrir el maletero del coche para sacar mi guitarra eléctrica y una maleta con algunas de mis pertenencias. El resto de cosas ya estaban en la casa, el camión de mudanzas fue el día anterior.
- ¡Hola! ¿Vosotros sois los nuevos vecinos? -Dijo una mujer de muy buen aspecto y con una alegría desbordante. Tenía el cabello corto y rubio, los ojos verdes y la piel blanquecina. Estatura media. Pensé que tal vez no fuera de nuestro país, y fuera extranjera.
- Sí, por fin una casa grande y acogedora, hoy ya nos instalamos. -Aclaró mi madre dejando una maleta en el suelo, hizo las presentaciones con aquella señora tan agradable, y se dieron dos besos.
- ¡Mamá, mamá! -Un chico se acercó a todos nosotros. -¿Saco a Darkko ahora, o más tarde? -Dijo hasta que me vio, después me dedicó una preciosa sonrisa y se sonrojó un poco. - ¡Hola! -Dijo, también parecía muy simpático.''Es guapísimo'' pensé. Sinceramente, no se parecía mucho a su madre. Su cabello negro, largo, muy largo y liso. Unos ojos grandes verdes, muy distintos a los de su madre, mucho más bonitos. Era un verde diferente, un verde intenso. Precioso. Su nariz pequeña, y unos labios...Piel blanquecina. Alto, muy alto. ''Le doy unos 17 años, extranjero''. Definitivamente él, no es de aquí.
- Jake cariño, estos son nuestros nuevos vecinos, ve a casa y dile a tu padre que venga. -Dijo amablemente.
- Entrad en casa, os invitamos a tomar un café, dejo las maletas en las habitaciones y os sirvo. -Apuntó mi madre sonriente.
Mis primeras impresiones acerca de la casa, perfecto. Todo. Mucho espacio, mucha luz, una casa acogedora, con unos muebles impresionantes. Conseguí llegar a mi habitación, entre tanta puerta era imposible saber cuál sería. Supe que era mía cuando vi el color, violeta y blanco roto. Sin duda una maravilla. Grité de alegría al verla, dejé la guitarra y la maleta y bajé las escaleras rápidamente para ayudar a mi madre, quien había tenido más prisa en dejar las maletas que yo. Estaba preparando la merienda.
Llamaron al timbre y salí abrir, generalmente nunca solía ser yo la que abría la puerta, pero hice una pequeña excepción de lo emocionada que estaba.
- ¡Hola! ¿Qué ta? -Dijo un señor, el marido de Dana, la madre de Jake. Se acercó y me dio un par de besos, le hizo un pequeño gesto a su hijo, quien hizo lo mismo. Y yo, no pude evitar ponerme roja.
Cerré la puerta y los guié al comedor.





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